Ya hace dos semanas que voy a la piscina. Una de las normas escritas es que todo el mundo tiene que ir con gorrito, yo incluido. Papá y mamá buscaron un gorro pequeñito, porque aunque estoy hecho un grandullón (eso dicen siempre ellos, al menos), tengo la cabeza pequeñita, pero no había ninguna tan pequeño y al final tuvieron que comprarme una talla específica para niños, pero claro, un poco más grandes que yo, ¡y me iba un poco grande! 🙂
Así que mamá, que es muy apañada, me cosió un poco el gorrito para que no se me cayera por los ojos (y no lo perdiera por el camino, jejejeje):
Pero lo bueno es que el monitor al verme dijo que podía ir perfectamente sin gorro, así que a mamá le faltó tiempo para quitármelo… ¡qué descanso! Es que yo tengo una imagen que mantener y con ese gorro, en fin, imposible ligar, y en la piscina hay algunas niñas de mi edad…
😉
Que simpática la 2ª foto!!!