El fin de semana pasado fuimos a ver a la abuela y a la tita. A la tita le dimos panellets y se volvió loca de alegría, mientras que la abuela estaba un poco pocha en casa y pensamos que nuestra visita la alegraría (¡abuela, ponte las pilas y ponte buena pronto que yo voy a nacer ya mismito, eh! De hecho me están entrando unas ganas de llegar un par de semanitas antes… Pero no, que papá me ha hablado muy seriamente y me ha dicho que ni se me ocurra! 😀 ).
Hubo un intercambio interesante: mamá dejó panellets y a cambio se llevó una maquina súper rara llamada «esterilizador» y un par de biberones.
Os lo confieso. Tuve que buscar qué era una esterilizador, porque yo no tenía ni idea. Se ve que es una máquina que se utiliza para limpiar bien-bien-bien de gérmenes y demás los biberones con los que voy a comer. Lo que ahora no sé es qué son los gérmenes, pero debe ser que no son muy buenos si se usa una cosa para quitarlos, no? Pues vale. 🙂
¡Gracias abuela y tita!
😉